lunes, 25 de abril de 2011

Sevilla

Lo de que la lluvia en Sevilla es una maravilla me ha quedado clarito estos días atrás, lo he entendido perfectamente, así, sin eufemismos, como me gustan a mi las cosas… ¡joder!

Pero entre aguacero, salto de charco en charco y de tapa en tapa, que también, me han quedado claras muchas otras cosas; que Andalucía es una especie de cuna de España, que los ojos negros se inventaron allí abajo, que la bulería es Bulería a orillas del Guadalquivir  y que no hay nada como la buena compañía para restañar heridas.

Los cuatro fantásticos hemos pasado unos días idem en la capital del sur, capitaneados por un Jordá de los de toda la vida hemos caminado, degustado y escuchado por partes iguales un marco incomparable, y aunque el tiempo se ha empeñado en que no pudiéramos vivir ni una procesión, también hemos tenido nuestra cruz aguantando a la “niña vigoréxica” de aquí para allá. Y qué decir de “la Mari”, oreja, cuello y terapista en una única persona, corazón desbocado, terremoto para lavadoras.

Gracias a los tres por vuestra agradable compañía, y perdonad por la lluvia, últimamente el gris lo llevo de serie.


miércoles, 20 de abril de 2011

Una tarde de sol

Ayer, salseando a esa hora tonta de las dos de la tarde entre la escasa oferta televisiva me encontré un documental de esos que invierten los cimientos de nuestras creencias más firmes. Se decía que no tenemos diferencia genética alguna con nuestros antepasados de la edad de piedra, y para ilustrarlo, comentaban que si un niño de aquella era naciera hoy en una familia acomodada, no tendría ningún problema para adquirir todos los conocimientos de los niños nacidos en la actualidad, y podría llegar a ser todo lo que se propusiese, ya que es el aprendizaje el que marca nuestro desarrollo futuro, la carga genética está inalterada desde hace más de 2.500 años.
También hablaban de que el descubrimiento más grande en todos estos años había sido el lenguaje y, posteriormente, la palabra escrita. Hasta la invención de la escritura la sabiduría que poseía una persona se perdía cuando moría, pero cuando se empezó a guardar el conocimiento y a ponerlo a disposición de unos pocos al principio, de bastantes más tras la revolución industrial, se hizo posible que nuestra especie evolucionara mucho más rápido. Y qué decir del momento actual, con internet como herramienta de consulta automática y universal. Hoy, cualquiera, en cualquier lugar del mundo, dispone de toda la información que existe en segundos.
Nada nuevo, ¿verdad?, pero da vértigo.

Empeñado como estoy ahora en renegar un poco del ser humano, escuchar esto bien argumentado puede hacerte recuperar la “fe” en el futuro.
Pero luego, justo a las tres, comienzan los informativos, y ahí te despiertas: violencia desmedida, corrupción, desempleo, agonía, crisis.

Y uno que iba a salir a disfrutar de una tarde de sol, henchido por la convicción de que el ser humano es prodigioso, vuelve a encender el ordenador y, un poco decepcionado, elige lo que quiere ver, criba lo que va a sentir, filtra las bajezas de nuestra especie e intenta encontrar esperanza en el mundo que dejaremos a nuestros hijos.

Porque el sol, si no cambia mucho la cosa, seguirá ahí mañana ¿no?


lunes, 18 de abril de 2011

Una máquina del tiempo

-Y si necesitas algo, dímelo.
Y voy yo y digo que no, que no necesito nada, que gracias, que un beso. Mentira amigo.
Necesito una máquina del tiempo que me traslade cinco años atrás y que me permita ser yo quién me haga esa pregunta relacionada contigo.
¿Y si necesitas algo? ¿y si no lo ví?

No es tan difícil, creo que me resultaría más fácil conseguir un condensador de fluzo que superar el lastre de haber aniquilado mi presente.

viernes, 15 de abril de 2011

La soledad virtual

La soledad virtual, curiosa sensación.

Uno que ya ha ido saboreando los diferentes apellidos de tan insigne emoción se sorprende esperando una entrada, un síntoma, incluso un silencio. Ahora con internet en el móvil incluso aprovechas un rato en una cafetería para seguir esperando, es una espera rara, por turnos pero indefinida, y cuando al fin ves algo nuevo lo devoras en segundos con esa curiosa virtud de la lectura semiautomática que no sé de quién narices habré heredado. Claro, los atracones no son buenos, y cuando lees un texto, normalmente profundo, tan rápido necesitas hacer una pausa y repasarlo, qué bueno, siempre es bueno.
En ese momento piensas que ya no estás solo, sigues en la misma cafetería, no hay nadie cerca, pero el día cambia sus matices porque has recibido nuevos cristales a través de los cuales contemplarlo, es fuerte, pero efímero.

Tras releerlo por quinta vez intentas quitarte el gusto dulce del instante con un poco más de café. –Ahora uno solo- reclamas, y el sabor amargo te devuelve a tu sitio, a la espera, los cristales pierden su color y se tornan vidrios ahumados, y te abraza otra vez la soledad, la soledad virtual.

Y vuelves a tu vida de autómata y convencionalismos, trabajas, te ríes sin ganas, vas a cenar con los amigos, aparentas cierta estabilidad mental y cuando te preguntan qué tal siempre mientes: “bien, muy bien” justo antes de volver a coger el móvil y seguir mintiendo: “¿qué pasa?” – “nada, nada, estoy viendo si tengo alguna llamada perdida”

jueves, 14 de abril de 2011

Palabra de Manrique

Lo muerto, cuando se abandona, termina oliendo a podrido.
Incluso el añil se pudre, garantizado, aunque lo embalsames y le vistas con sus mejores galas, aunque no pares de recordar la luz que daba a tu habitación el tono azul más bello que existe, acaba descomponiéndose.
Y donde habitaron los escorzos de bailarinas rusas hoy campan a sus anchas gusanos como mis dedos, acabando con todo lo que encuentran a su paso.
Los huesos quedarán limpios e inalterables, al menos por los siguientes cien años, justo el tiempo que seguirás recordando la electricidad que precede a cualquier pérdida.
¿Querías esperanza? Tendrás polvo.
¿Esperabas resurrecciones? Error.
Simplemente olor a podrido.

"Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte,
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte,
tan callando,
cuán presto se va el placer,
cómo; después de acordado,
da dolor;
como, a nuestro parecer,
cualquier tiempo pasado
fue mejor."
J. Manrique
 

miércoles, 13 de abril de 2011

Unos añitos en el Tíbet

¡Cuando me lío a vender no hay quién me pare!
Ahora estoy negociando (qué bonita palabra) unos terrenitos en el Tíbet, la verdad es que los llevo teniendo en mente desde hace unos meses y me he decidido, me voy para allá.
Mañana tengo hora en la peluquería y en la depilación láser para que me dejen rasuradito del todo, si uno va a ser un lama tiene que parecer un lama, es algo fundamental. He ido a los chinos y he encargado cincuenta metros de telas de colores, con prioridad para el naranja tibetano, es el que más se lleva este año por esos lares, y poco más, una maletita (roja por supuesto) cargada de buenas intenciones y me marcho.

A ver qué tal se vive en un país del que, a no ser por los problemillas con los chinos, todo lo que se dice es atrayente, quiero poder  pasear más de doscientos metros sin pasar por ningún sitio conocido, conducir por las montañas mi burro sin tener que parar a cada rato por algún badén e imbuirme de la espiritualidad de las gentes de allí, o sea, ser un dalai en toda regla, incluso me llevo en el mp3 o 4 o 5 o como se diga la canción de mecano para sentirme como en casa. Sí…. la de “ahí, dalai lama, dalai lama, dalai uh uh oh oh” .Os colgaría el vídeo del yutúz pero ando muy perro, será que me estoy relajando ya solo de pensarlo.

A respirar aire puro sea dicho, en cuanto supere en uno o dos años lo del mal de altura (por allí la playa está a unos 4500m., y yo lo más alto que he subido es a la charca verde de la pedriza, amén) voy a estar hecho un titán, chache, prepárate para cuando vuelva que te corto el cuello sin problemas. Y por lo del sobrepeso tampoco tengo que preocuparme, están todos flaquitos, flaquitos, así que me veo regresando como una especie de Brad Pitt ibérico, por lo menos las barbas ya las llevo.

Y allí organizaré con prestancia mis parcelitas para recibiros a todos los que queráis dar una vuelta y rezumar budismo por los cuatro costados; no me faltan las ofertas, mi manager por ejemplo ya me ha pedido una, así que yo, como está mandao, se la guardo, que no sea por falta de voluntad.

No os preocupéis que me han dicho que tendré internet sin problemas, así que os seguiré torturando con mis paridas.

Por cierto. ¿Alguien sabe si allí se coge la sexta?

jueves, 7 de abril de 2011

Lágrimas negras

Qué traicioneros son los sueños, ayer me volvieron a jugar una mala pasada.

Es noche cerrada en Madrid, y como casi siempre en nuestros momentos importantes llueve, yo tengo claro cuál es tu portal y allí espero, detrás del cristal, a verte aparecer. La gente huye del agua como si fuese ácido, corren a resguardarse en el calor de sus hogares, yo lo tengo difícil, hace años que no habito ninguno. Apareces por sorpresa doblando la esquina bajo un pequeño paraguas de esos de mano, sé que eres tú por tus botas, tus piernas y tu inconfundible manera de caminar, porque no se te ve la cara. Me suelto del volante y abro la puerta del coche para salir a tu encuentro, sin rodeos, choque frontal, infarto.
-Hola, cuánto tiempo sin verte- miento, te veo cada minuto, cada día de mi vida.
-¿Qué haces aquí a estas horas? ¿cómo me has encontrado?
-Ya ves, sigo teniendo mis contactos.
-Estás más delgado.
-Y tú más guapa.
Silencio cortante, empiezo a notar que me estoy empapando, primera ayuda divina, ninguna cornisa en la que resguardarse y me cedes parte del minúsculo paraguas, silencio maldito. – Haz algo, Bogart- pienso, -mueve ficha o quedarás como lo que eres, un completo idiota-. Así que, atrapado, acorralado por tu anatomía tartamudeo como un chiquillo pidiendo una caja de condones en la farmacia del barrio. No me quedan esperanzas así que voy a por la carga de profundidad, saco mis pequeños cascos y los conecto al móvil… -elige bien- me animo yo solo.
-Venía a bailar contigo una última pieza, ¿te parece bien?
-¿Aquí? ¿Ahora?
-¿Por qué no?
Y te paso un auricular, son cortos, por supuesto, y eso nos obliga a juntarnos más, y con los dedos temblorosos (malditas pantallas táctiles) selecciono al azar, y el azar me devuelve otra ayuda divina- mañana me confieso- en forma de “Lágrimas negras”, Bebo y el Cigala, otra vez.
-¿Quiénes son? – pregunta, algo desconcertada.
-Un abuelo cubano y un gitano peludo colegas míos, ya te los presentaré
-Estás de coña.
- Ven aquí.
Y armándome de no sé qué valor que creí perdido te atraigo junto a mi y bailamos un poco torpes entre los charcos y la mirada furtiva de un barrendero que acaba su jornada. Entonces va el Cigala y dice aquello de “si te acaricio la cara tienes que darme un beso”, obediente sigo sus consejos y te aparto el pelo mojado de la cara, mi vida, como la de los suicidas, pasa por delante de mis ojos en una décima de segundo, acción, reacción. Tú también obedeces y me besas como si se acabara el mundo, y se acaba, y allí me quedo empapado con el paraguas caído y el corazón reventado.

Las 7:45, el despertador grita y me devuelve al mundo, cansado, con desazón me acerco al cuarto de baño y le doy al grifo… ¿por qué tengo el pelo mojado?

miércoles, 6 de abril de 2011

Contrastes

¿Cómo puede una composición tan bella describir realidades tan desgarradoras?
Gracias Bebo.

martes, 5 de abril de 2011

Viridiana

Cuarenta ventanas cerradas, el ruido de una fresa trapecista, fruta de ámbar descolorida, bajeza y dolor. No te escapes hoy, espera un poco, ¿no ves que duele?
Si no te lo dijese jamás lo escucharías, si no te buscara difícilmente te perdería, aunque a veces creo que sería mejor dar la espalda a todo; sin embargo volveré a hacerlo, no hace falta que me repitas que me repito. No es distinto de los días azules, cuando cantaba y me escuchabas, no es tan distinto, quizás un poco menos azul.
Trece escalones, una maleta roja, luces desoladas.
Consideraciones imperturbables, corazón descarriado en trémulas sinergias, valientes suicidas aferrados a recuerdos olvidados, gatos de sangre canela, mariposas de papel.
¿Estamos locos?
Un pequeño trineo deslizándose por dunas de sal, frenando la respiración de mis venas, sangrando como el muro de Berlín tras el holocausto, silbo tu nombre, ¿eras tú?
Cuchillas afiladas cortando un ojo de miel, dos señoras de luto, bonita palabra, rasgándose las medias, negras por supuesto.
Ya sé que no tiene mucho sentido, pero ¿qué lo tiene?


viernes, 1 de abril de 2011

100

Pues así, casi sin darme cuenta, llego a mis primeras efemérides blogeras, con esta entrada que estoy redactando cumplo los primeros seis meses de esta bitácora y alcanzo la número cien.
En este corto período he superado algunas fobias que me atrapaban hace tiempo. En primer lugar la que me generaba la página en blanco del editor de textos, el más cruel miedo al que se enfrenta alguien que quiere plasmar humildemente algunas sensaciones, historias o estados de ánimo; escribir a diario, peor o mejor, me está sirviendo como entrenamiento para empresas un poquito más ambiciosas en las que estoy embarcado, y que espero algún día podáis compartir conmigo. Por otro lado también he dado carpetazo a algunos problemillas de insomnio, es curioso pero vomitar ideas me viene fenomenal para dormir mejor y dejar de gastar dinero a lo tonto con los programas de llamadas nocturnos, plagados de ex concursantes de gran hermano. Finalmente y no por ello menos importante puedo afirmar tajante, sin miedo a equivocarme, que tus ojos ya no me dan ningún miedo… vale, a lo mejor tu mirada un poco, pero tus ojos, rien de rien.

Los conocidos que son lectores asiduos de este tostón siempre están dándome sabios consejos: “escribes mejor huyendo de los epítetos y las subordinadas, tirando directamente de las entrañas” – “deberías escribir todo esto en papel, que siempre queda más chulo” – dice mi futura manager. –“vuelve a vincular el blog a facebook, para aumentar tus lectores y las visitas ocasionales…” gracias a todos, de cada uno de vuestros matices tomo debida nota e intento mejorar mi forma, porque mi fondo, desgraciadamente, es difícil de empeorar. Si puedo haceros una petición furtiva os animo a que hagáis estos comentarios dentro del blog, para que sean más inmediatos y más fácilmente asumibles.

También me he servido de este medio para conocer gente de modo virtual que merece mucho la pena, estoy aprendiendo que las cosas que me pasan traspasan las fronteras de  distancia, sexo, credo, edad o convicciones políticas, que en mis mismos barros encuentro amigos de lodo con los que corretear por las praderas. He descubierto, gracias a este mundillo de los bloggers, verdaderos genios anónimos, gente con una facilidad para narrar envidiable, y con una capacidad de transmisión emotiva de la que me he servido para seguir adelante en mi día a día.

De mi madre aprendí, aparte de otras cosas de menor importancia, a dar las GRACIAS, por eso no me canso nunca de hacerlo, y menos con los que me acompañáis de vez en cuando por aquí.

Gracias a todos y cada uno de los que alguna vez tecleáis eso de prosalimonesyhuellasenelbarro en vuestros buscadores (vale, ya lo sé, nunca fui de los más avispados poniendo títulos), a los que me seguís habitualmente o simplemente, a los que algún día, como yo, perdisteis vuestro rumbo y una mano amiga os ayudó a encontrarlo, contad conmigo para ello.

Os veo en la entrada 200.
Besos