martes, 19 de junio de 2012

Rescoldo


Batiendo fuerte la vida es posible que espese, y si esperas a que esto ocurra es bastante más complicado enumerar tus errores. Si lo dejas pasar, si crees que el viento traerá las respuestas vas apañado, el viento no suele llevar consigo más que eso, viento, y si se agudiza, hojas, tierra y algún que otro mal recuerdo. Todas las ventajas de un existir disipado pueden contarse con los dedos de una mano; a saber: dormir de un tirón, ahorrar un poco cada mes, no tener nunca la piel de gallina y dejar de sentir ese pequeño corazón que, con permiso, tomo prestado. ¿De qué sirve, por otro lado,  ser poeta, enamorarte del amor o rasgarte martes y jueves las vestiduras? en ninguna sociedad de las que consideramos avanzadas y del primer mundo, (sí, ese primer mundo que se está yendo a tomar por el culo, con perdón) se entiende ya la enajenación de un beso robado a la princesa de un cuento justo el día en el que se casaba con el sapo, ni el arrebatado canto de pasión de un lunático a pleno sol, ni mucho menos el deshielo que producen las yemas de tus dedos en mi espalda.

Total que, de vuelta al gran Aristóteles, me aposentaré en el punto medio para que mientras me excite escuchando La Bohème no pierda de vista el mercado de valores en renta variable.

Por supuesto todo esto justo después de arrastrarte de los pelos a mi cama.

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