miércoles, 15 de diciembre de 2010

Dedicado al señor Ortiz; enorme letrista, mejor persona.

Suscribo totalmente la afirmación de un gran sabio: “En la anterior vida me adelantaron, pero en la siguiente no lo voy a permitir”, hablaba con una mujer enamorada, pero no de él, hago mías sus palabras y te digo lo mismo; a ti.

Lo tengo todo pensado, esta vida ya la hemos perdido, tú equivocándote al elegir pareja y yo dando bandazos de flor en flor, con más pena que gloria, pero la siguiente….prepárate porque no voy a aflojar el marcaje.

He barajado ya bastantes opciones, en una de ellas tu te reencarnabas en guitarra y yo en Paco de Lucía, imagínate qué espectáculo, todas las noches antes de cada actuación te afinaría poco a poco y te sacaría brillo con cuidado, porque seguro que serías una guitarra preciosa, y me daría miedo estropearte, y frente al público, con la vergüenza de tener que mostrarte así, desnudita, frente a miles de espectadores indiscretos intentaría romper el silencio del auditorio ofreciendo acordes imposibles que emocionasen a la gente con rítmica alegría. Después del concierto, en tu funda acolchada para que no te roce te llevaría a casa y te colgaría frente a mi cama, para poder gozar de ti todo lo que te sueño en esta vida.

En otra opción yo me reencarnaba en lienzo y tú eras una pintora novel, con mucho talento, yo observaba, día tras día apoyado en una pared de tu estudio, como ensuciabas lienzos, derrochabas óleos, pervertías colores, un día recibías una visita de un señor que te propone exponer en su galería, trabajas con frenesí, remozas obras antiguas y pintas brillantemente, hasta que te solicitan una obra central, original, para el cartel promocional… y me elegirías a mi, tan seria, delante del lienzo, o sea de mi, me recordarías a una estatua griega, pero bellísima, otra vez en esta nueva vida me enamoraría de ti y tú me harías el amor con tus esbozos, cada pincelada me estremecería la piel, cada mezcla me mataría, pasando de ser un lienzo polvoriento a tu trabajo más completo, tu primera y más querida obra maestra.

A veces incluso imagino que, increíblemente, tú te reencarnas en ti y yo en mi mismo, pero nos pillamos a tiempo, antes de que pase nuestro tren, te conozco en una heladería de Berlín el 23 de Enero, ¿comiendo helado en Enero? ¿En Berlín?, tienes que ser tú, la que tanto anhelé en otra vida… ¿o era en ésta? no sé, dejo de perder el tiempo y me acerco lento, tembloroso, ¿y si me equivoco?...

-Hola. Sí. No tengas miedo, estoy aquí esperando por ti, llevo toda una vida haciéndolo-


“Dedicado al señor Julio Ortiz, que me inspira enormemente con sus letras”

martes, 14 de diciembre de 2010

Una proposición indecente (bueno, no tanto)

Te propongo algo, entrégame un día. Con uno me basta.

Nuestro despertar será como un nacimiento, algo increíble, compartiremos ducha y desayunaremos secándonos en la cama, ligero, no muy pesado, yogur y fruta, a lo mejor un zumo para rematar, y entonces saldremos a la calle; te cogeré de la mano y no tendremos que temer nada, pararemos a escuchar a “Pardao” con su vieja guitarra cantar historias y viejas baladas, en esa tienda tan chula de la Gran vía te compraré unos pendientes, y mientras tomamos un café en el mercado de San Miguel te susurraré que me encantaría arrastrarte de nuevo a la cama, tu reirás, y sentiré que estar vivo, hoy, es el mayor privilegio que alguien puede tener, y además estar a tu lado, una auténtica maravilla... de pinchos por Donosti acompañados por un chacolí prodigioso tararearemos las melodías de las antiguas series de dibujos, Marco, Heidi, Mazinger, y añoraremos tiempos pasados, donde el sabor de tu piel aún no me corrompía. En Granada, a la luz de dos candiles, disfrutaremos de un solomillo y un vinito que nos hará zozobrar, tú caerás en mis brazos y dormiremos la siesta a la sombra de una palmera, varados en una playa desierta, donde nunca podríamos haber echado anclas. Por la tarde daremos un paseíto de esos que te gustan hasta la casa del terror, nos mofaremos de Drácula, Frankenstein e incluso del de la matanza de Texas, que nunca me acuerdo como se llama, al salir nos estará esperando el chofer, y en un coche de época con los cristales tintados para que nadie vea la fila de los mancos nos llevará hasta un pequeño restaurante a las orillas del Sena... sí, ya sé que no te gustan mucho los franceses, pero qué le vamos a hacer, tienen París. Mientras disfrutamos de un plato con el título más largo que un día sin pan haremos quinielas sobre cómo llamaremos a nuestro cuarto hijo, los otros tres ya estarán adjudicados, y bajo las luces del Sacre Coeur te daré las GRACIAS por regalarme un algo tan tuyo, como tu tiempo, el don más preciado de una persona. No habrá llantos en la despedida, sabíamos que acabaría así, tú y yo desnudos de nuevo, sin distinguir brazos de piernas, muy despacio, cómo si el mundo se acabara justo... al final de este día.

lunes, 13 de diciembre de 2010

¿Tú también, Marta?

Nos desayunamos hace unos días con la bomba informativa de la semana, Marta Dominguez supuestamente encabeza una trama de suministro de sustancias dopantes a nivel nacional que podría implicar a algunas de nuestras máximas figuras en el mundo del atletismo.
No voy a entrar en detalles, eso se puede seguir en cualquier informativo diariamente, pero si me gustaría comentar el gustillo amargo que me vuelve a dejar esta noticia, poniendo siempre la presunción de inocencia por delante, la sensación que me queda de nuevo es de "DESILUSIÓN" con mayúsculas, esta vez me duele más porque Marta era un ejemplo, quizás hasta hace unos días el más grande, de superación, esfuerzo y profesionalidad dentro de un deporte minoritario, denostado, que además fue y es el mío, el atletismo. A los atletas se les presuponen unos límites casi inhumanos de esfuerzo y capacidad de sacrificio, es un deporte "del pueblo" y la verdad es que si se confirma toda esta trama habrá que señalar como auténticos farsantes a todos los implicados.
Nos van quedando cada vez menos mitos en el deporte, una de las pocas facetas en la sociedad actual que son dignas de mi elogio, al final tendremos que ser más consecuentes y no mitificar a estas "estrellas", hagámoslo con la madre recién separada que se desvive por dar lo mejor a su hijo, por el enfermo terminal que mira cada día con nuevos bríos, o por el parado que se ajusta mejor aún que ayer la corbata para su nueva entrevista de trabajo; aquí deberían estar nuestros héroes, anónimos, solitarios, estos deben ser los espejos en los que reflejarnos; los otros, por desgracia, cada vez se empañan más de vaho.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Dedicada a ti

A mi querida desconocida:

Espero volver a encontrarte sin preaviso, casi por casualidad, y que tus brazos otra vez me rodeen y consigamos parar nuestro tiempo. Deseo que los últimos días vuelvan a repetirse con esa clandestinidad tan nuestra, con la ventaja de ser, desde hace poco, de nuevo grandes desconocidos, creo que volverá a ocurrir, ¿qué opinas? Puestos a soñar, anhelo tener una pequeña máquina del tiempo para minimizar las ausencias que dejas en mi almohada, y que la vida sea, solamente, fragmentos de tus vahos en mi alma, zarpazos de mi furia en tu cabello, pálpito oscuro en oscuras sábanas, nuestras.
Te escribo sabiendo que nunca leerás esto, te escribo a ti, pero soy yo quién recibe mis letras, suavizando el paso espinoso de los días perdidos, volviéndome más loco aún si cabe, despertando mi lobo herido, pero aún sediento de pasión.
Ni siquiera puedo imaginar lo que serán ciento veintisiete días sin verte, ¿acaso tú puedes? No lo hagas, porque no va a ser así.
Los muros del tiempo, tan jocosos como siempre, se mofan de nuestra ansiedad, no lo tengas en cuenta, algún día también reirán con nosotros, cuando seamos los dos quienes tengamos que mezclar el cemento que de sustento a sus ladrillos.
A ti, querida desconocida, te escribo, deseándote paz, salud y excelentes momentos, nunca tan grandes como los que te quedan por vivir, de eso me encargo yo.

viernes, 3 de diciembre de 2010

34

Cumpleaños
Bueno, para la lotería es una terminación bonita, pero ya empieza a sonar contundente.
Siempre intento hacer de éste día una jornada de relax en la medida de lo posible, y como del curro no me puedo escaquear (toma jeroma) , me voy a tomar un día de asueto en el blog, os dejos una pequeña recopilación de fragmentos ya publicados en facebook, personalmente hay algunos que me traen buenos recuerdos, así los tengo todos juntos:

"Fiebres y aceite de oliva, baluartes de otro tiempo donde la contemplación y el sosiego eran reconocidos como vara de medir la templanza. Quietud, amnesia, ¿eras tú?, quién sabe, ¿fuiste tú? seguro. En los albores de la memoria enjuagabas mi sudor, calmabas mi fiebre y lubricabas mi ansiedad con tu verbo, valiente y tenaz. ¿Serás tú?”

“Mi debilidad es tu cítrica desesperación, guante de seda, pétalo marchito, arrecife de tiempos pasados donde mi risa, unida a tu mirada derrotaban a cualquier enemigo, nadie osaba cercar nuestra muralla, éramos gigantes, mar embravecido, escarcha en tus sueños…”

“Azares, errores, visitas inesperadas, confusiones, casualidades, accidentes, besos, abrazos, temores, bares, frescor, nostalgia, sonrisa, perfumes, soledades, montañas, cristales de colores, arco iris, deidad, viento y mañanas, playas, lunas y regazos en los que apoyarse… estas son mínimas expresiones de la telaraña de la existencia, si hubiera un Dios, ¿dónde estaría? fuera de la telaraña”

“Si tiras la piedra no escondas la mano, vístete por los pies, mira a los ojos y dime lo que sientes, no eches balones fuera, cuéntame cómo vamos a arreglar esto de la mejor manera, no dejes que un ápice de duda se inserte en esta decisión, y procura que el terremoto que vas a provocar no destruya los cimientos de todo lo que construimos, tú ya me entiendes, sé un hombre”

‎"Lamentos de besos nunca dados, de caricias esquivas, de noches jamás vividas, de historias sin posible final… huid!! fuera!! hoy quiero besar, acariciar, amar y comenzar leyendas.
Sube a mi corcel, huyamos de la mediocridad de nuestros días, enseñémonos que juntos todo es posible."


jueves, 2 de diciembre de 2010

Al filo...

Aún con mi enorme facilidad para la prosa enrevesada y para argumentar con miles de frases historias vacías de contenido, es curioso darse cuenta de que cuando quiero hablar de ella, de mi Madre, no me salen las palabras; pero sin embargo tengo que intentarlo.

Mi Madre, señores, es montañera, les parecerá difícil de creer pero así es, y no es que le haya gustado la montaña de siempre, nunca ha tenido el privilegio, hasta ahora, de tener hobbies; pero hace unos meses, tras apuntarse a un club local de senderismo empezó a emular a los amigos de “al filo…”. –Salen mis fotos por Internet-“me decía el otro día, y allí me ven, buscando a mi Madre en instantáneas cubierta de nieve, surcando la sierra madrileña a todo trapo, incluso vadeando algún que otro río caudaloso. Es curioso, ver esas fotos me ha emocionado, no por la actividad en sí, sino por la sonrisa que veo en su cara, es una sonrisa que no he visto mucho, se diluye entre mis recuerdos de mi Madre entre fogones, corriendo de un lado a otro, siendo Madre, padre, consejera, abuela, psicóloga, institutriz, matrona, pediatra, albergue, guerrera….

Que me sienta orgulloso de ella puede parecer algo muy normal, pero los que conocen lo atribulado de mi familia pueden dar fe de que esto no está siempre tan claro. La vuelvo a ver ahí, sonriendo, rodeada de sus compañeros de aventuras y me pregunto hasta dónde podría haber llegado este espíritu indomable, ¿profesora? ¿doctora? ¿astronauta? , seguro que a todo respondería sí, pero se quedó simplemente en eso, en Madre, en ese espejo del que rescatar valores como el esfuerzo, el sacrificio, el amor por los hijos, y el no desfallecer nunca…por muy alta que sea la montaña.

Mi Madre es, como todos ustedes podrán imaginar, la mejor madre del mundo, y si no se lo creen, busquen en Google madres montañeras y verán como, tras contemplar esa sonrisa y leer esta breve entrada, tendrán que darme la razón.




miércoles, 1 de diciembre de 2010

Guernica

El sol del exterior se iba haciendo un poco más intenso, por lo que bajó algo las persianas, lo justo para que los haces de luz que se colaban por cada resquicio de la ventana mostraran una mínima parte de su cuerpo, pero esa mínima parte, y todo el resto que podía imaginar eran un auténtico monumento que haría sombra a la misma capilla sixtina.
No recordaba cuánto tiempo llevaba allí, contemplando su cuerpo desnudo yaciendo sobre las sábanas de su cama, pero tampoco importaba mucho, tenía la sensación de que la tierra había dejado de girar. La respiración era constante y relajada, estaba dormida, pero él no podía, su mente se encontraba en un estado de excitación tal que casi no le dejaba ni parpadear.
Recorrió con la vista el valle que formaba su cintura y sus caderas, y se perdió de nuevo en el éxtasis que le proporcionaba saborear el olor que ella acababa de dejar sobre él, era mezcla de limón, almizcle y sexo, hubiera pagado un millón por un pequeño frasco de esa fragancia, sobre todo lo hubiera pagado por poder abrirlo cada día y recordar, mañana, que un día fue suya, un día de verano como hoy, con un sol hiriente que se filtraba por las persianas de su casa.
Algunas gotas de sudor aún le resbalaban por la espalda, haciéndole sentir escalofríos,- no todo está perdido, se dijo a si mismo, aún hay esperanza de que la balanza, al fin, se vuelva de mi lado.
Ninguna religión conseguiría jamás lo que en las dos últimas horas había despertado ese cuerpo de mujer, ningún libro de autoayuda de los que abarrotaban sus estantes, ningún terapeuta con aires de grandeza, ella le había devuelto la fe en si mismo. Y lo hizo a base de chocar su piel contra la suya, de estrellar sus labios en su pecho, de arañar sus estereotipos y de hacer zozobrar sus naves entre lo real y lo irreal.
Seguía ensimismado en saborear lo que acababa de vivir justo en el momento en el que ella abrió los ojos, seguía sin verse muy bien pero notó su imán incluso a la distancia que se encontraba, después le sonrió, no hablaba, simplemente cambió de posición, invitándole a acompañarla de nuevo, -ven aquí-, decían sus muslos, sus pechos y su largo cuello, -¿por qué me has dejado sola?- no lo sé, de verdad, no tengo ni la más remota idea de lo que hago aquí, contemplándote como si fueras el guernica, cuando puedo empezar de nuevo el bombardeo que inspiró a Picasso.