Te deslizas en silencio por mi espalda; vuelves a mí, nunca
tuviste que marcharte; estos días tienes apariencia de euforia, pero no te equivoques, estoy preparado, conozco
perfectamente donde desemboca este río…
Y las tierras yermas ya no lo serán tanto, el amarillo de mi
arrogancia perderá intensidad cuando te olvide, porque te olvido. Estaré de pie
valiente ante tu abrazo de serpiente y cantaré canciones sin letra, de las que
me gustan. Deja tu aguja, no intentes coser ninguna herida pues de la sangre
que ha quedado levantaré barreras escarlatas.
Quítate de una vez el antifaz y sal a mi encuentro, despégate
de la sombra de mi sombrero y ponte a tiro, tengo paciencia y todo el tiempo
del mundo salvo el que tú me robaste.
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