Distribuye tu enojo día tras día y si puedes, vuelve a
contemplar las fotos de aquella playa. Es la playa en la que perdiste de nuevo tu vieja vida, la
frontera que en lugar de atenazarte te lanzó con sorna, sudando, temiendo no
poder reír. Estás cerca, contemplando la luz de una vela que baila ante tus
ojos, crees dormir.
Pero no es un sueño lo que te arranca el pecho y devora tus
entrañas, es él de nuevo, tu yog-sogoth de bolsillo, caricatura de la mística
que intentas desprender.
No hay mística, no hay infierno.
lo siento, solamente, bienvenido de nuevo.
ResponderEliminar