viernes, 31 de diciembre de 2010

2011

Para los amantes, para los libres, para los hombres, para las ratas, para los niños, para sus madres, para el Papa, para las flores, para las mareas, para los engaños, para ti, para nosotros, para la vuelta, para el verano, para un susurro, para la vendimia, para los soles, para los siete enanitos, para Cuba, para el olvido, para el recuerdo, para los posos, para los locos, para mi anhelo, para el río Sil, para los ciegos, para los piratas, para las arpías, para los saltos, para la timidez, para el sonrojo, para mis amigos, para mi, para las ovejas, para los presos, para los besos, para el número trece, para los denostados, para Pepito Grillo, para el silencio, para la hermosura, para tus ojos, para Messi, para el pescado, para el pecado, para una obsesión, para mi cordura, para Nueva York, para dos golondrinas, para los salmones, para la piel de gallina, para los vicios, para Lugo, para los prosistas, para los lectores empedernidos, para Cenicienta, para vosotros, para todos.

Feliz año nuevo.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Dickens

El fantasma de las navidades pasadas me ha dicho que perdimos demasiado el tiempo, que tuvimos que aprovechar nuestras oportunidades cuando era pertinente, que no se puede reflotar un barco hundido solamente con ilusión, me ha dicho que ayer se nos hizo tarde, que nuestro tren ya pasó.
El fantasma de las navidades presentes es mi único compañero ya, aparte de la soledad, ésta no falla nunca, dale un resquicio por el que colarse y la tienes otra vez a tu espalda, susurrándote al oído, besándote despacio, termina un año más, corre para que no te atrape.
El fantasma de las navidades futuras ni siquiera se me ha aparecido, es curioso, no sé que puede significar, ¿estoy dejando de ver fantasmas? o es que no hay futuro para mí, para nadie.

martes, 28 de diciembre de 2010

+ Cultura, - Fútbol

Impresionante documento gráfico, hoy en una pared de Sanse.
Estoy totalmente de acuerdo con ambas afirmaciones

Luces de neón

Tantas horas de viaje, tantos paisajes cambiantes a mi alrededor, con punzadas en la cabeza decido parar en la siguiente salida; anochece, no quiero quedarme dormido.

El típico bar que no está al lado de la carretera, hay que adentrarse casi tres kilómetros más y llegar a un sitio que parece desierto, da la sensación de ser un decorado de película de terror de serie b, nadie por las calles, una gasolinera con un cartel de “C-RRAD- “, y al fondo, justo antes de la señal que indica el final del pueblo un pequeño local, con la entrada angosta y un par de luces de neón en la entrada “bar la rosa”, vale, allá vamos.

Luz tenue y sala vacía, parece un domingo de invierno pero es sábado y estamos en Agosto, debería hacer calor y el ambiente es muy agradable, casi fresco. La rosa está justo detrás de la barra, es el primer pensamiento que viene a mi cabeza cuando veo esas vertiginosas caderas moverse al ritmo de la música. Suena “Melancolía” de Camilo Sesto, madre mía, ¿dónde me he metido?. Al oír mis pasos Rosa se gira, y lo que se intuía se queda corto para describir la realidad, lo primero que me viene a la cabeza es “mataría por ella”, gracias Frank.

Con un gesto me indica que no oye, y comprendo que tampoco puede hablar, rosa fresca, impresionante, pero amarilla, desdichada, cruel destino. Le pido un café solo, cargado, con dos azucarillos, al señalarlos mi mano roza la suya y ríe, ¿han escuchado hablar a Dios?, yo sí viendo esa muda sonrisa. La situación, lejos de ser incómoda, es de lo más natural, yo doy vueltas al café y de vez en cuando, de reojo, la miro, ella, de perfil continúa secando copas con apatía, una espectacular apatía. Se sabe observada, pero no está incómoda, sabe que es la protagonista de su marchito rosal, una oda a la belleza, una cruel vuelta del destino. Por un momento pienso en saltar la barra y besarla con fuerza y proponerle otro destino y sueño que ella me corresponde y que salimos, furtivos, de ese escenario de pesadilla hacia un futuro incierto.

Pero sigo tomando el café, lentamente, con cada sorbo, agoto los últimos instantes en el jardín del Edén, la miro franco, pronuncio “adiós, gracias” y ella, volviendo a abrir la caja de los truenos me sonríe y saluda con un gesto, “buen viaje”, quiero entender, “vuelve cuando quieras”.

Dejo atrás la destartalada avenida y me adentro en la pequeña vía de servicio, no sin antes volver a mirar por el retrovisor con la esperanza de verla salir corriendo tras de mí, en lugar de eso no veo ni siquiera las luces de neón de la puerta, ¿estuvieron ahí?

lunes, 27 de diciembre de 2010

El río

Saltaban entre las rocas del río sin preocupación. Las tardes eran largas en verano, el calor les apaciguaba.
Trece casas encaladas en la desembocadura del valle, rodeadas de campo, verde, eran todo el pueblo. El camino que bajaba hasta el río serpenteaba entre acacias y olía siempre a tierra húmeda.
Raúl bajaba por el camino a su encuentro con alegría, contaba los guijarros negros, soñando con un beso furtivo. A la hora acordada llegó, y se sentó a su lado, impaciente.

-         Llegas tarde.
-         Hace fresco, ¿quieres mi chaqueta?
-         No.
-         ¿Sabes que el hijo de Jacinto viene de visita desde Madrid? nos ha prometido que nos traerá un vídeo y cientos de películas, es actor.
-         ¿Cuántos habitantes hay en Madrid?
-         No sé, supongo que más de cien mil.
-         ¿Cien mil? madre mía, me encantaría vivir allí y perderme entre la gente, ¿me llevaras Raúl? ¿saldremos de aquí algún día?

El silencio le traía el eco del agua contra la piedra, le encantaba el olor a tierra del camino, sentía sus raíces arraigadas en el valle, su vida estaba allí, no saldría, no quería salir.

-         Hace fresco, se hace tarde, mejor volvemos, ¿quieres mi chaqueta?
-         Sí, claro. Raúl…
-         ¿Qué?
-         Abrázame, hace frío.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Ernesto

Aquí una perla del maestro Hemingway; exquisito en la forma y en el fondo:

"Paco no había dicho nada, todavía no entendía de política, pero siempre le producía un estremecimiento oír al camarero alto decir que había que matar a los curas y a la Guardia Civil. Para él, el camarero alto representaba la revolución, y la revolución también era romántica. A él le gustaría ser un buen católico, un revolucionario, tener un trabajo estable como ese, y, al mismo tiempo, ser torero"

El párrafo es de uno de sus relatos cortos; "La capital del mundo", y es, a mi entender, una elegía de la tolerancia y la flexibilidad de opinión como signo de inteligencia, ¿por qué no ser todas las cosas que Paco quería ser?

Enorme Ernest.


viernes, 24 de diciembre de 2010

NAVIDAD

Vamos cerrando el año, como siempre de todo, alegrías, penas, encuentros y diatribas múltiples.
Yo, con 34 castañas recién estrenadas he multiplicado mis dudas por cinco con respecto a mi adolescencia, y sospecho que esto seguirá "in crescendo", ya lo ven, más de lo mismo.
Pero estos días son tiernos, y como decía un amigo, a pesar de ellos debemos disfrutar de todos nuestros privilegios, yo les sugiero que miren a su lado y comprueben si tienen al menos a un ser querido cerca, si existe algo, aunque sea una cosa solamente, que celebrar esta noche y si realmente les apetece seguir viviendo todo esto el próximo año, si la respuesta a estas preguntas es sí seguramente tendrán una bonita nochebuena.
Disfracen sus deseos de papá noel y salgan a pedir el aguinaldo, como antaño, vuelvan por sus fueros antes de que sus fueros no quieran volver con ustedes.
Y sean felices.
Si les sirve de consuelo desde mi experiencia puedo decirles que no se puede hundir un barco dos veces.

Felices Fiestas!