jueves, 14 de abril de 2011

Palabra de Manrique

Lo muerto, cuando se abandona, termina oliendo a podrido.
Incluso el añil se pudre, garantizado, aunque lo embalsames y le vistas con sus mejores galas, aunque no pares de recordar la luz que daba a tu habitación el tono azul más bello que existe, acaba descomponiéndose.
Y donde habitaron los escorzos de bailarinas rusas hoy campan a sus anchas gusanos como mis dedos, acabando con todo lo que encuentran a su paso.
Los huesos quedarán limpios e inalterables, al menos por los siguientes cien años, justo el tiempo que seguirás recordando la electricidad que precede a cualquier pérdida.
¿Querías esperanza? Tendrás polvo.
¿Esperabas resurrecciones? Error.
Simplemente olor a podrido.

"Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte,
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte,
tan callando,
cuán presto se va el placer,
cómo; después de acordado,
da dolor;
como, a nuestro parecer,
cualquier tiempo pasado
fue mejor."
J. Manrique
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario