miércoles, 3 de noviembre de 2010

Historia de náufragos

"En febrero de 2003, el pesquero gallego Naboeiro navegaba a 120 millas al sur de Gran Canaria. El patrón divisó un "bulto extraño". Fue una causalidad. El día estaba flojo y habían decidido ir a faenar a una zona que no era la habitual. Enfocó con los prismáticos y vio una patera con varias personas que parecían casi muertas. El patrón avisó a la radio costera, que notificó el hallazgo a Salvamento Marítimo. Se trataba de un grupo de 18 inmigrantes que llevaban 14 días a la deriva, según el relato de un superviviente. Hacía una semana que ya no tenían agua ni nada que comer. El equipo de rescate salvó a los seis inmigrantes que quedaban en la patera, los otros 12 habían sido echados al mar según iban muriendo. El primer guardia civil que bajó hasta la chalupa descubrió que los náufragos habían roído los bordes de la barca para chupar la madera e intentar calmar la sed. La doctora que descendió del helicóptero para atenderlos pensó que había llegado "a un túnel en penumbra". Los náufragos estaban tirados en el suelo, encogidos bajo las mantas o recostados contra la pared. No se sabía dónde terminaba el cuerpo de uno y empezaba el de otro. Sus miradas eran de terror, de desconfianza." El Pais Digital

No puedo ni imaginar, y mucho menos opinar, sobre las motivaciones que pueden llevar a alguien a tomar la determinación de abandonarlo todo para embarcarse en un trozo de madera rumbo a ninguna parte, pero si me gustaría dejaros esta reflexión: la próxima vez que os crucéis con uno de ellos pensad si es alguno de los que mordió los bordes de su barca para calmar la sed, de los que tuvieron que arrojar por la borda a amigos, hermanos, padres muertos de hambre, si la mirada que ahora le acompaña de terror y desconfianza se grabó en su cara aquel día en el que tuvo elegir entre vida o muerte.

Creo que cuando desde nuestros bares a la tarde hablamos de valor, de determinación, de afrontar la vida como te viene, de superar obstáculos, no tenemos todas las varas de medir, sólo tenemos las nuestras, quizás sopesando otras cambiaría nuestro discurso, no sé, sólo es una historia más, otra historia de náufragos...

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