martes, 28 de diciembre de 2010

Luces de neón

Tantas horas de viaje, tantos paisajes cambiantes a mi alrededor, con punzadas en la cabeza decido parar en la siguiente salida; anochece, no quiero quedarme dormido.

El típico bar que no está al lado de la carretera, hay que adentrarse casi tres kilómetros más y llegar a un sitio que parece desierto, da la sensación de ser un decorado de película de terror de serie b, nadie por las calles, una gasolinera con un cartel de “C-RRAD- “, y al fondo, justo antes de la señal que indica el final del pueblo un pequeño local, con la entrada angosta y un par de luces de neón en la entrada “bar la rosa”, vale, allá vamos.

Luz tenue y sala vacía, parece un domingo de invierno pero es sábado y estamos en Agosto, debería hacer calor y el ambiente es muy agradable, casi fresco. La rosa está justo detrás de la barra, es el primer pensamiento que viene a mi cabeza cuando veo esas vertiginosas caderas moverse al ritmo de la música. Suena “Melancolía” de Camilo Sesto, madre mía, ¿dónde me he metido?. Al oír mis pasos Rosa se gira, y lo que se intuía se queda corto para describir la realidad, lo primero que me viene a la cabeza es “mataría por ella”, gracias Frank.

Con un gesto me indica que no oye, y comprendo que tampoco puede hablar, rosa fresca, impresionante, pero amarilla, desdichada, cruel destino. Le pido un café solo, cargado, con dos azucarillos, al señalarlos mi mano roza la suya y ríe, ¿han escuchado hablar a Dios?, yo sí viendo esa muda sonrisa. La situación, lejos de ser incómoda, es de lo más natural, yo doy vueltas al café y de vez en cuando, de reojo, la miro, ella, de perfil continúa secando copas con apatía, una espectacular apatía. Se sabe observada, pero no está incómoda, sabe que es la protagonista de su marchito rosal, una oda a la belleza, una cruel vuelta del destino. Por un momento pienso en saltar la barra y besarla con fuerza y proponerle otro destino y sueño que ella me corresponde y que salimos, furtivos, de ese escenario de pesadilla hacia un futuro incierto.

Pero sigo tomando el café, lentamente, con cada sorbo, agoto los últimos instantes en el jardín del Edén, la miro franco, pronuncio “adiós, gracias” y ella, volviendo a abrir la caja de los truenos me sonríe y saluda con un gesto, “buen viaje”, quiero entender, “vuelve cuando quieras”.

Dejo atrás la destartalada avenida y me adentro en la pequeña vía de servicio, no sin antes volver a mirar por el retrovisor con la esperanza de verla salir corriendo tras de mí, en lugar de eso no veo ni siquiera las luces de neón de la puerta, ¿estuvieron ahí?

4 comentarios:

  1. QUIZAS la inspiración ha vuelto por la mañana tras fracasar por la noche con una indolente tortilla a la que sobró altaneria y faltó paciencia. Lástima del anónimo desvelado antes de tiempo. Falta maldad suficiente para tan larga relación y tan buen amigo, intermitente, como los ojos del Guadiana, pero amigo al fin y al cabo.

    Ale, te dejo.

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  2. Hay cosas que no tienen precio....para todo lo demás....Mastercard jeje Esto me enseña una valiosa lección.....nunca escribir un blog, nunca escribir un blog, nunca escribir un blog.....

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  3. Lo que no se hace en caliente mucho menos en frío, no mires para atrás

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