miércoles, 22 de diciembre de 2010

San Silvestre

A parte de ser el santo de los pobres y los desamparados, la San Silvestre es una carrera popular madrileña que acaba en el barrio de Vallecas y que, a parte de ser multitudinaria, se corre en una fecha muy especial, la tarde-noche del 31 de Diciembre.
Podría decirse que, a lo largo de mi vida, lo único que he hecho con regularidad ha sido calzarme las zapatillas este día y correr esos escasos diez kilómetros que unen el centro de Madrid con el estadio del Rayo Vallecano; hasta doce participaciones son las que me contemplan ya, once de ellas de manera consecutiva.
Durante este período de más de diez años muchas han sido las sensaciones en carrera, desde los primeras, con facilidad y rapidez por debajo de 45 minutos, seguido de una fase de sombra de unos tres años en los que el tabaco y la inactividad me llevaron por encima de la barrera de la hora, hasta las últimas participaciones en las que, al igual que en mi carácter, he encontrado el sosiego del término medio, dedicándome a disfrutar de los ánimos del público (siempre fiel) sin sufrir la presión absurda del crono.
Qué decir de los acompañantes en estos años, de memoria podría recitar varios; Jesús, el hermano pequeño de uno de mis mejores amigos, que vivió aquella primera participación mítica donde se especula con que bajamos de los 24 minutos en ocho kilómetros, pasando por Michel, Dani “el mago”, Vero y Nico, míticos, Albertus y su hermano David, Nacho, Martins, y como acompañante oficial, de tantas y tantas pruebas en dúo el gran chache, mi hermano, víctima y verdugo de mis ritmos en más de ocho ocasiones. Seguro que me dejo algunos, pero todos poniendo ese puntito de emoción al final de un año.

Hace unos días pensaba que, debido a mi forzosa parada actual, este año, el mítico año trece, iba a tener que suspender mi particular forma de despedirlo, no puedo correr, y andar toda la prueba me supondría llegar a unas horas poco aconsejables para la cena familiar…así que me veía renunciando una vez más a dar continuidad a algo en mi vida, rindiéndome antes de haber empezado; pero finalmente una súbita iluminación llamó a mi puerta.

El espíritu de la San Silvestre ha significado para mi mucho más que la carrera, la multitud, los disfraces y las fanfarrias, lo que me lleva cada año a colocarme en la salida es la sensación de estar dejando atrás mis demonios, paso a paso, zancada a zancada, y para esto, señores, no me hacen falta ni pancartas, ni bandas de música, ni treinta mil personas, ni Nike, ni su puñetera madre en bicicleta (perdón por la expresión). He cogido lo imprescindible: yo, Madrid, Vallecas, diez kilómetros y el día 31 de diciembre, todo lo demás es superfluo, este año no estará el chache (te echaré de menos orejas), no tendré multitudes, y ni siquiera iré corriendo, además no será ni de noche, pienso plantarme en mi salida imaginaria como todos los años pero cinco horas antes, y sin prisa pero sin pausa, andando por no poder correr, digerir mi recorrido hasta la meta al final de la Albufera.

Este año correré, andaré mi treceava San Silvestre vallecana, y la disfrutaré como todas y cada una de las anteriores, así que ya sabéis, se admiten acompañantes.

Feliz Navidad.


2 comentarios:

  1. El chache, fiel a su escueto estilo me escribe desde Alemania "bueno chaval que muy bonito lo de la sansi dime cuando vas hacerlo y salgo al mismo tiempo desde Alemania a pegarme un pateo de 10 km con fotos incluidas", ¡qué ilusión!, ya no voy solo, me acompaña el gran chache a más de 3000 Km de distancia, gracias, hermano, ¿se apunta alguien más?

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  2. Misión cumplida, San Silvestre friki pero con un día soleado precioso, y con la compañía fiel de mi madre y de algún seguidor inesperado que nos pisaba los talones. Hasta el año que viene...

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