martes, 15 de marzo de 2011

Viernes

Es bueno que no creas en el amor a primera vista,  lo que pretendo hacer contigo esta noche tiene de amor estrictamente el apellido.
Mientras sirvo el vino voy una hora más allá y te contemplo entregándome tu cuerpo henchido y, por qué no, un poco febril. Te sonríes con una brisa encantadora y me hablas de no sé qué, hace tiempo que no te escucho, mi cabeza solo piensa en desnudarte despacio, y mi boca en recorrer partes de ti que ni siquiera recuerdas.
Me permites que te aparte el pelo, es una de tus tácticas, bendita estrategia, bendita velada, bendito viernes. El reloj se para con nosotros y mi mente  vuelve a jugarme una mala pasada, te levantas a rellenar las copas y te proyecta sobre mi, jadeando y gritando no sé qué barbaridades, me pierdo en la franja de piel que puedo ver entre tu blusa un tanto escotada. Estoy acabado.
¿Sueño o te has sentado un poco más cerca? a esta distancia lo que me desarma es tu olor, no hay duda, quieres lo mismo que yo, eso o me he vuelto completamente insensible a tu bombardeo de hormonas. Demasiado cerca, juegas con fuego pequeña, no sigas riéndote, no me cuentes lo que no me interesa, háblame de tus manos y de lo que vas a hacer con ellas, susurra a mi espalda desnuda, deja crecer el deseo en nuestro interior. ¿Dónde me llevas?
Vale, ya muevo yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario