viernes, 21 de enero de 2011

¿Descerebrados?

Vuelve el abuelo cebolleta con “dices tú de mili”
Hace poco recordé una práctica bastante habitual en mi “tierna” infancia que ciertamente pone los pelos de punta. Antes de entrar al colegio, cuando cursaba sexto curso, es decir, con 10 añitos o así, un compañero de clase y yo (J.L.M.H.), de la familia de los “prontoasomas”, es decir, de los que siempre llegábamos un cuarto de hora antes al colegio, nos dedicábamos a una práctica no muy recomendable para nuestra integridad física. En un parque cercano, famoso en Alcobendas, conocido como el parque Cataluña, había una especie de torre de unos siete metros de alto (más o menos como un segundo piso) a la que la gente subía para ver unas bonitas vistas del parque y de la ciudad, pues bien, los dos ingenieros en cuestión no teníamos mejor idea que subir a esta torre por el exterior de la barandilla, agarrados solamente a ella, y caminando por una pequeña cornisa de unos veinte centímetros de ancho, lo cierto es que el agarre era sencillo para críos de nuestra edad, acostumbrados a hacer el mono, pero no es menos cierto que una caída desde la zona más alta hubiera significado, muy probablemente, y aunque suene dramático, un accidente muy serio.
Y otra vez uno vuelve a pensar en el significado de palabras como miedo, peligro o muerte.
Con diez años son palabras absolutamente desconocidas, no sé si conscientemente pero uno cree contar con una especie de escudo, el de la niñez, que puede protegerte de todo, caídas, quemaduras, saltos de escaleras, peleas, imprudencias, y aunque ahora estoy seguro de que no hay ningún escudo lo cierto es que me gusta recordar cuando vivía con esa sensación.
J.L.M.H. y yo pasábamos, casi a diario, una prueba de vida durante unos veinte segundos, justo cuando rodeábamos el tramo más alto de la torre para llegar arriba sanos y salvos, mirar a nuestro alrededor y creernos los Reyes del Mundo.
Bastante impactante es también saber que nadie, ninguna persona mayor, seria, responsable y temerosa de Dios, nos recriminó nunca nuestra locura, ¿eran otros tiempos? suena a tópico pero es verdad.
Hace un par de días volví a pasar por allí esperando a un cliente, y todo está cambiado, hace años que derribaron la atalaya y han hecho unos cambios curiosos, les dejo una imagen que como siempre, vale más que mil palabras.
¡Buen fin de semana!

No hay comentarios:

Publicar un comentario