miércoles, 12 de enero de 2011

Sueños

Cayendo veo que te sueño, y a tu imagen me agarro, desciendo una pradera verde, seductora, que se desmiga bajo mis pies y continúo bajando. Entre versos de Neruda te sorprendo con poca ropa, casi helada y recorro el candor de tus mejillas mientras me susurras: “no soy yo…” yo sé que sí lo eres, siempre y nunca tú. Estoy cansado y corro para aliviar el dolor de mis pulmones, los mismos que se llenan de tierra para gritar que pares, necesito esperarte mientras agonizo, fraudulento, en un mar de convencimientos plenos. Llevo mil años persiguiéndote, intentando darte caza, eres para mis flechas un jabalí rabioso, la quimera que no logro atrapar, pero no dejo de tirar los dados, quién sabe si entre los fiordos, varada, al fin caerás en mis redes.
Volando sueño que te veo, y el tiempo se diluye entre los escombros de mi prisa, me escondo de ti, no respiro, dejo que mi corazón estalle, mezclado entre las sombras del hombre que hace un siglo fui, no lo entiendo, el cazador cazado, otra vez.

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