jueves, 10 de febrero de 2011

La rebelión de los grumetes

Vamos un poco sobrados de capitanes de barco y hay una carencia estrepitosa de personal de cubierta, remeros, enceradores y grumetes.
Seguimos a vuelta con la crisis y yo pienso que la vuelta debería ser a los valores tradicionales, entendiendo tradición como lento aprendizaje, orgullo de conocer un oficio y satisfacción con el trabajo realizado, no como lo entienden algunos, asemejándolo a rancio, caduco y obsoleto . Sabina decía que las niñas ya no quieren ser princesas, pero lo que es verdad es que los niños no quieren ser albañiles, encofradores, calafates, agricultores o carteros, siempre eligen futbolista, médico, piloto e ingeniero. En nuestro país, claramente venido a menos en los últimos años, necesitamos aunar esfuerzos para reivindicar la importancia de una formación profesional de futuro. Creemos los autónomos del mañana, una fuerza en expansión que sea capaz de empezar una actividad económica, darle forma, hacerla crecer y garantizarse un futuro digno, para ellos y para su profesión, además de analizar adversidades y adaptarse a cambios imprevistos. Tenemos que formar profesionales CUALIFICADOS. Llamando al perro como se quiera (boom, crisis, etc.), hagámosle collares adaptados a sus necesidades.
Todos tenemos una parte de implicación en esto, los ciudadanos de a pie entre los que me cuento quizás debiéramos pararnos ante una pared bien enfoscada y dar la enhorabuena a su autor, por su parte a las administraciones públicas, que todos contribuimos a mantener, habría que exigirles menos cortapisas a la hora de iniciar una actividad, menor presión fiscal y una política REAL de ayudas al emprendedor.

Casi todos, en alguna medida, hemos soñado alguna vez con ser capitán de barco, pero les dejo esta reflexión: una tripulación sin capitán, aún tardando algo más, puede llegar  a buen puerto, pero un capitán sin tripulación no llegaría ni a poder preparar el barco a tiempo para la salida.

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